martes, 10 de agosto de 2010

Tragedia


Ayer ocurrió una tragedia, de tantas que ocurren. Se desplomó un edificio de tres plantas debido a un trabajo mal hecho en una obra de construcción lindera, y las consecuencias, más allá de los daños materiales, se cuentan en un importante número de heridos y en al menos una persona muerta. Pueden ser más, aunque cabe desear el milagro de que no ocurra eso.
Trágico parece el destino de la Ciudad de Buenos Aires si no sacamos conclusiones de las tragedias, aprendiendo de ellas en lugar de ver cómo podemos capitalizarlas políticamente. Si la única conclusión al la que llegó la Legislatura tras Cromañón fue que había que hacerle juicio político al Jefe de Gobierno y no se llevó adelante un proceso de revisión de la normativa y de los procesos de habilitación y funcionamiento de locales fue porque hacía falta demostrar que el problema era la gestión y que todo el resto funcionaba bien:

La política, antes que nada, debe ser un servicio público y un compromiso profundo con el ejercicio de las responsabilidades que marca la Constitución y que usted se comprometió a desarrollar en su propio juramento como Jefe de Gobierno. Usted no sólo tenía la responsabilidad indelegable de evitar la tragedia de Cromañón, sino que también contaba con las herramientas necesarias para hacerlo. (Michetti, 2005)

Si no se hace hincapié en la necesidad de educar a los ciudadanos para cuidar su vida y la de los otros a través del cumplimiento de las normas vamos a seguir, como siempre, pensando que la culpa es "del gobierno". Mientras tanto, en número comparable con cualquier estadística criminal mucha gente muere debajo de los escombros en derrumbes como el de ayer o en infinidad de "accidentes" de tránsito que se producen por la anomia generalizada de quienes creen que las normas son algo que "el gobierno" debe hacer cumplir y que no tienen nada que ver con mejorar nuestras condiciones de vida.
Nos preocupa vivir en condiciones de seguridad razonables, pero a muchos poco les importa cómo se construye una fuerza policial y qué clase de gente se pone al frente, como si poner a cualquiera con un arma en la calle fuera garantía de solución al problema. Por eso será fundamental que el trabajo de la Legislatura respecto del tema de las escuchas se centre en la construcción de la Policía Metropolitana y no tanto en la conducta del Jefe de Gobierno (por la cual debe responder ante la justicia). No servirá de nada un informe que no saque conclusiones respecto del diseño de la estructura de personal de la fuerza y la aplicación de sus recursos físicos y humanos, trabajando sobre los errores y horrores cometidos y ofreciendo a los ciudadanos una alternativa eficiente al desarrollo de una policía pensada para montar una estructura de inteligencia paraestatal y a la vez para desfilar sus trajes y vehículos.

Duranbarbismo

El Gobierno de la Ciudad dedicó tras el derrumbe sus primeros esfuerzos a la comunicación. Algunos amigos habituales intentaron dar una mano desde un principio (la foto que encabeza la nota es del día de ayer a las 18:44, cuando era imposible sacar una conclusión que lamentablemente fue desmentida por los hechos). Macri se fue a sacar una foto como si su presencia en el lugar sirviera para algo (probablemente tuvo en cuenta que a Ibarra se le criticó en su momento no acercarse al barrio de Once):


El ingeniero a cargo del emprendimiento, mientras tanto, se defendió apelando al manual del buen ingeniero en graves problemas: "Soy un hombre de trabajo", le contestó a Mauricio Macri y enfatizó que el jefe de Gobierno "está diciendo cualquier barbaridad, cualquier mentira", cuando le hecha la culpa por la tragedia.
Las vueltas de la vida en las que una fuerza política construida a partir de los designios de un consultor ecuatoriano que confía más en la difusión de slogans demagógicos en medios afines y en la publicidad oficial que en la formulación de políticas públicas, debe ahora lidiar con las cosas que se dijeron y se hicieron tras Cromañon, y tratar de explicar porqué las conclusiones de entonces no aplican, no debe alejarnos del objetivo de vivir en una Ciudad en la que se respeten las normas y que la vida, que tanto valor tiene (por cierto que es así) cuando es quitada por el arma de un delincuente, valga lo mismo cuando un chico muere de frío bajo una autopista o cuando alguien va a un gimnasio a hacer un poco de ejercicio.

2 comentarios:

  1. "Cuando se ejerce el máximo nivel de la conducción política, frente a sucesos como el que hoy nos ocupa, no pueden delegarse las responsabilidades. Por eso, he expresado que usted, señor Jefe de Gobierno, es el responsable político de la tragedia ocurrida en nuestra Ciudad". ALVARO GONZALEZ (LEGISLADOR DEL PRO), 2005

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  2. Martín: Sin duda deberían hacerse cargo de lo que hicieron en el pasado y de lo que siguen haciendo hoy día cuando usan a los muertos para hacer política. Pero mientras la Legislatura se lava las manos y resuelve el tema con un pedido de informes que algún día se contestará informando sobre lo que les venga en gana y se aplica la pauta oficial a que los medios olviden rápido el tema, como sociedad debemos poner el eje en nuestras conductas individuales y en el tipo de discurso que votamos.

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